Aunque al visitante le suene extraño, por el orgullo que el sevillano tiene de la misma, la feria de Abril no es un invento de los sevillanos. Don José Maria Ybarra, primer conde de Ybarra, y Narciso Bonaplata, siendo Alcalde de Sevilla el Conde de Montelirio, son los artífices de tan Magno acontecimiento.
En principio era una Feria de ganado. Los tratantes se acomodan en casetas de lona, que sirven de cobijo a los negociantes. Alrededor se congregan tenderetes, quioscos, puestos de comida, bebidas, baratijas, y chucherías. La afluencia de compradores y vendedores hace correr el dinero, llegando distintas diversiones: artilugios verbeneros, teatrillos, etc.….
Ante tal concepción festera, el pueblo no interesado en el comercio acude al recinto y organiza bailes bajo las lonas de las casetillas. Esto da lugar al engalanamiento de las mismas. De esta forma la parte lúdica se reafirma frente a la comercial.